Una vez más las cifras entregadas por la reciente Encuesta nacional de salud realizada durante el 2020 nos muestran cifras alarmantes. El 86,7% de los chilenos no realiza actividad física, de esta cifra un 90% de las mujeres son sedentarias, mientras que un 74,2% de los chilenos tienen exceso de peso.
Somos el país de OCDE con mayor cantidad de personas con obesidad en relación con su población y en general, tres cuartas partes de la población mayor de 15 años está afectada por obesidad o sobrepeso.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
Esta enfermedad está ligada a varios factores de riesgo, como los son las cardiopatías, diabetes o trastornos pulmonares. A esto se suma que la obesidad se considera un factor agravante en pacientes Covid-19
El sobrepeso en chile ha aumentado un 10% en los últimos 10 años.
Sin embargo pese a todas estas cifras, en nuestro país, la obesidad es solo considerada como un factor de riesgo para otras mayores que incluso nos pueden llevar a la muerte.
¿ Qué es vivir con obesidad ?
Las personas que sufren de obesidad son juzgadas al buscar trabajo, se les discrimina socialmente, se les discrimina por genero
Se ha generado un estigma hacia las personas con obesidad, desde la errónea idea de que son personas que no logran "cerrar su boca" o hacer ejercicio, pero la verdad es que todos los factores mencionados antes hacen que esto sea algo mucho más complejo.
Desde 1995, la obesidad es catalogada por la Organización Mundial de la Salud cómo una enfermedad crónica y multi-factorial que se produce por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo.
La obesidad es y debe entenderse como una enfermedad multi-factorial. Los factores que influyen son variados y variables : Factores internos como los genéticos hereditarios u hormonales o factores extrínsecos como el estrés, la ansiedad y la depresión, o factores culturales.
La mala calidad de vida, el exceso de trabajo, el poco descanso, la falta de tiempo para realizar actividad física o cocinar saludablemente alimentos de buena calidad. Los ambientes alimentarios ya sean dentro de la familia, los escolares y también el consumo de comida callejera o rápida, están asociados a los riesgos de la obesidad. La calidad de vida no es lo que se espera. La pobreza, territorialidad, edad, el acceso a y la falta de políticas publicas con mayor peso que nos eduquen a tener un mejor estilo de vida.
El factor pandemia
Gracias a la cuarentena y el teletrabajo, se estima que la practica de actividad física ha disminuido aproximadamente 40%
Durante la pandemia el comportamiento compulsivo y la falta de actividad te lleva a realizar otras como querer cocinar o comer y la tendencia es a cocinar cosas como pasteles , tortas, alimentos altos en azúcar o grasa en general
Ha habido un aumento en el consumo de productos hiper calóricos ( frituras, azucares ), enlatados, empaquetados y menos perecederos, alimentos que pueden parecer convenientes y de bajo costo, pero que rara vez son saludables, frescos y nutritivos.
Las personas de mejor nivel socio económico han aprendido a alimentarse y han aprendido a entrenar en casa, sin embargo en este nivel también podemos encontrar la desigualdad ya que no todos tienen acceso a este conocimiento o a las terapias o herramientas necesarias para poder mejorar nuestra salud o calidad de vida.
Otro gran impacto que ha tenido la pandemia en el mundo ha sido la notable desaceleración económica, el empeoramiento general de las condiciones financieras y un aumento importante en las cifras de desempleo. Esta reducción en los ingresos implica que la población tiene acceso a menos y peores alimentos. Según datos de la CEPAL, se proyecta que la pobreza podría llegar a afectar al 15,5% de la población en Chile .
El alto costo de las dietas saludables implica que aquellos con menor poder adquisitivo no puedan acceder a esta, lo que ya era difícil incluso en tiempos sin Covid-19. Esto requiere transformar de manera urgente nuestros sistemas agroalimentarios, poniendo la alimentación saludable como una prioridad al alcance de todos. No podemos seguir permitiendo que las malas dietas destruyan la salud de las personas y el medio ambiente al mismo tiempo
Revolución de Valores, ¿ Cómo cambiamos el paradigma ?
Mas allá de intentar cambiar solo los hábitos alimentarios, es importante buscar valores de vida saludable y sustentable desde una temprana edad. Para esto es fundamental la re educación
En los colegios se debe propiciar la actividad física como algo positivo no impositivo. Educar de manera integral y fomentar en cada instante la promoción de la salud y de hábitos saludables, darle un sentido a por que comer saludable y por que hacer actividad física
Facilitar el acceso a la atención, quienes pueden acceder hoy en día a un tratamiento integral son personas que pueden pagarlo. Sin abordar la obesidad desde un equipo multidisciplinario es se vuelve difícil obtener mejores resultados
Para abordar el tema del acceso, es importante tambien fomentar las ferias libres, generando circuitos cortos de alimento y aumentando los puntos de acceso a alimentos sanos, seguros y justos educar a las personas a cocinar mas saludable , mas sustentables, ayudar a las personas a tomar decisiones mas saludables.
La televisión y los medios también tiene un rol fundamental ya que aterrizan y traducen a un lenguaje simple que permite a las personas cocinar mas saludable. Hoy en día la publicidad nos lleva a creer que el consumo de ciertas marcas nos traen mayor status, por lo que muchas veces las gente consume mas aya de la necesidad si no por alcanzar ese estatus y es esta misma publicidad la que de algún modo nos mal educa a creer que consumir comida poco saludable es lo que debemos hacer. La sociedad nos lleva a buscar estereotipos de vida que son inalcanzables.
Cambiar el paradigma sobre como cambiamos nuestro estilo de vida esta en nuestras manos y hoy en día tenemos una oportunidad en la redacción de una nueva constitución que permita un cambio en la forma en que vivimos la vida y la creación de políticas públicas solidas de forma en que la pirámide del consumismo se invierta, para así dar paso a un estilo de vida mas saludable para nosotros y nuestras futuras generaciones.
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